
Así era la calle del hotel donde me quedé en Estambul, sencillo, lindísimo, super-céntrico, con gente bien atenta. Desde la tarde hasta entrada la noche mucho movimiento, pero tranquilo, en estos almohadones para conversar y tomar algo.
Rincones del mundo, rincones del Uruguay, rincones de Canelones, rincones de la Costa de Oro que es donde vivo... Pero también esos rincones en los que uno se detiene a reflexionar, recordar, aprender, mirar para adelante.
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