El Fortín de Santa Rosa es un balneario chico, tranquilo, prolijo, verde, con casas relativamente próximas unas a otras. Siempre pienso que es lo más parecido que conozco, como versión uruguaya, a los pueblos de la campiña inglesa donde tienen lugar los policiales soft de la literatura policial inglesa más típica (y que me encanta) como de Agatha Christie y algunas series que hace tiempo no se ven por televisión.
Entre los encantos del balneario, para mí por encima de todos está el Santuario de Santa Rosa de Lima. Bajando por una escalera de hormigón, hacia una especie de jardín silvestre entre pinos (los que quedaron luego del temporal de viento del 2005) nos espera con mirada tranquila. Muy meritorios, se nota la mano de los vecinos que mantienen, renuevan o mejoran, año a año, el entorno de Santa Rosa de Lima y el niño. Lo hacen más seguro, más lindo.
Lo último es el Pozo de los Deseos, donde por supuesto que he llevado ya algunos “pedidos”.
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