sábado, 22 de mayo de 2010
Londres, la piedra de Rosetta
Recién en la última visita a Londres tuve oportunidad de conocer el British Museum, una deuda que tenía con la Historia universal. Es que más de una vez por razones de tiempo tuve que elegir entre la Historia y la Pintura y elegí esta última...
Ví cosas impresionantes en ese museo de la Historia de la Humanidad. Sin embargo, tributo a que desde pequeña me encantó la Historia de Egipto y también Napoleón, lo fundamental para mí era conocer, ver de cerca, la Piedra de Rosetta que se encuentra allí desde 1802.
Reproduce un texto sobre historia egipcia en tres formas de escritura: griego, demótico y en jeroglíficos. Tiene una simbología fundamental para la actividad de traducción. Gracias a la actividad de Champollion, investigador francés, partiendo del conocimiento que se tenía del griego y demótico – sobra la base de que el jeroglífico diría lo mismo – se logró descifrar dicha escritura, permitiendo luego conocer las demás escrituras en jeroglífico que ofrecía y sigue ofreciendo la cultura egipcia a la Humanidad.
Se la asocia con Napoléón porque la encontró uno de sus capitanes en el pueblo llamado Rosetta o Rashid, del delta del Nilo, en 1799, cuando la cruzada napoleónica en Egipto. La iban a llevar a Francia pero, estando en Egipto combatieron también contra los ingleses. Éstos desembarcaron en Egipto en 1801 y se la confiscaron y la llevaron al Museo Británico muy poco tiempo después. “Le burlaron la Rosetta a Napoleón”...
Obviamente es de las tantas piezas del Museo Británico que llegaron a Londres en manos de la conquista británica. Lo que no quita - en absoluto - la emoción que se siente al estar cerca.
Descripción de la piedra Rosetta que se encuentra en la web del British Museum...
http://www.britishmuseum.org/research/search_the_collection_database/search_object_details.aspx?objectid=117631&partid=1&searchText=rosetta+stone&fromADBC=ad&toADBC=ad&numpages=10&orig=/research/search_the_collection_database.aspx¤tPage=1
“Victoria Station”, la Reina
Una ciudad como Londres tiene varias estaciones grandes y lindas. Entre todas, sin dudas, “Victoria Station” es la Reina...
Movimiento sin cesar y todo lo que un turista puede necesitar. Todo se encuentra allí con la tranquilidad que da pensar que los vendedores están acostumbrados a atender turistas y, por lo tanto, pueden comprendernos aún cuando nosotros no nos podamos expresar... Bueno, es mi idea... Y nunca me han fallado.
También es muy práctico alojarse en sus proximidades, tiene conexiones estratégicas para ir a cualquier lado (de la ciudad, del Reino Unido, de Europa... ¡del mundo!) y hay hoteles de todo tipo en sus cercanías.
No es el más vistoso de los barrios, pero es un lugar sumamente estratégico.
Alvaro Vargas Llosa: La mestiza de Pizarro. Una princesa entre dos mundos.
No había oído hablar nunca de ella. Es cierto, tampoco he leído demasiado de la Historia peruana, no más que lo que la lectura de Historia latinoamericana general me lo ha exigido. Y es cierto: uno nunca se detiene demasiado a pensar qué fue, qué sucede, con la familia sobreviviente de los héroes de la conquista e independencia latinoamericana, qué pasa con la familia una vez que termina la gesta del “héroe”, con final muchas veces trágico.
Es una novela, pero también es una investigación histórica. En el caso en concreto los aspectos históricos fidedignos y relatados claramente le dan un marco de gran precisión a la historia de Francisca, hija de Francisco Pizarro y una princesa inca, Inés Huaylas, hermana del Inca Atahualpa que fue mujer de Pizarro y apoyándolo durante varios años. La historia de la vida de Francisca, mestiza heredera de grandes riquezas, se explica por la fuerte herencia de reflexión y sumisión que para las princesas tenía la cultura Inca.
Cuando Alvaro Vargas Llosa (Lima 1966), hijo de Mario, el famoso Vargas Llosa de la literatura, presentó la novela en Madrid, en 2003, sobre su investigación y resultados dijo: "He tenido que ficcionar sobre hechos, porque los historiadores no se ponían de acuerdo o no había datos suficientes".
Dan ganas de visitar la ciudad española de Trujillo, donde nacieron los Pizarro de la conquista del Perú y donde Francisca vivió largo tiempo con una importante integración al pueblo español.
El libro se lee dinámicamente, sobre todo por quienes – como yo – gustan de la Historia latinoamericana y admiran la cultura inca. Una linda lectura, que enriquece.
VARGAS LLOSA, Alvaro, “La mestiza de Pizarro. Una princesa entre dos mundos.”, Madrid: Suma de letras, 2004, 287 págs.
Harrods: ineludible...
El verdadero, el único: el inglés.
Un almacén de compras lujoso, con 150 años de edad, que es el sueño de toda “shopper”... Los precios son un escándalo en mi modesta visión de clase media rioplatense, pero algo uno se puede llevar... Una remera, algún artículo de mesa, algún producto gastronómico para sacarse un gusto... Es maravilloso.
Por supuesto que uno se puede suscribir a las ofertas on line, le envían catálogos y hasta hay envíos internacionales. Que no he probado. Aún.
Ojo que cierra los domingos. Los demás días cierra bastante temprano: lunes, martes, sábado, 10 a 18 horas; miércoles, jueves y viernes 10 a 19 horas. A menos que hayan cambiado hace poco...
www.harrods.com
Chinatown en Londres
Toda historia sobre barrios chinos a mí me resulta apasionante... Y lo que simboliza un barrio chino, sea el de Londres, sea el que llama así en Buenos Aires...
El “Chinatown” londinense hoy es céntrico, está en el Soho, en el área que le llaman City of Westminster y consiste básicamente en un área de compras y gastronomía... Hay varias tiendas chinas, pero no exclusivamente. De la última visita solamente traje esta foto, anteriormente he ido a cenar ahí luego del teatro (zona que no queda tan lejos...).
http://www.londonchinatown.org/home/
viernes, 21 de mayo de 2010
Gobierno inglés
Entre las tantas cosas brillantes que han aportado los ingleses a la Historia de la Humanidad está la organización de su sistema político. Inteligencia, equilibrio de poderes, espíritu práctico y amplitud de mirada, que no es en absoluto poca cosa. Es cierto, una experiencia histórica tan antigua como la Historia del Hombre, de la que con sabiduría supieron extraer experiencia.
Como símbolo y un modesto homenaje, las dos fotos que agrego: el Parliament, la entrada a Downing Street hoy controlada y cerrada por el peligro terrorista...
El Eros de Picadilly Circus
Pasa tantas veces que a uno le hablan mucho de un monumento, de algo típico y se lo imagina grande... Luego lo conoce y exclama: "Mirá qué chico que es..." En la foto está allí, oscurito, arriba del todo de la fuente...
Me paso en Bruselas con el "Mäneken...", también en Picadilly Circus con el homenaje a Eros, que en realidad era para su gemelo.
De todas maneras en la segunda mirada uno ve la cosa graciosa, encantador el Eros que convoca a tanta gente a sus pies.
jueves, 20 de mayo de 2010
En la esquina de Whitehall, frente al Parliament
Ruido a ciudad un jueves hábil, en torno al mediodía, en zona céntrica de Londres. No hay gritos de la gente, solamente alguna conversación lejana... ¡Qué distinto del ruido a ciudad de Buenos Aires, de Roma o de la misma ciudad de Montevideo!
Un día como todos en Picadilly Circus, Londres
Ineludible para londinenses y turistas que llegan a la ciudad. La plaza “más iluminada”, le dice, porque los edificios que la circundan por la noche encienden todas las luces de su cartelería de neón ¡desde 1890!
Desde 1819 Picadilly Circus enlaza Carlton House y Regent´s Park, siendo centro de la recorrida nocturna y de las compras del día, porque enlaza la famosa calle del Teatro, Shaftesbury Ave. y demás entretenimientos, con un núcleo de tiendas de fama mundial. ¡Pleno West End!, distrito de Westminster. Precisamente lo de “circus” lo debe a el círculo que quedó formado con el trazado.
La preside, al centro, la conocida hoy como estatua de Eros, que en 1880 cuando se emplazó allí no lo fue pensando en el dios del amor sino en homenaje a la caridad humana, inspirados en honor a Anthony Ashley Cooper, político que luchó por la defensa de las condiciones de vida de obreros y trabajadores menores de edad. La intención fue evocar a Antero, gemelo de Eros en la mitología griega, “El Ángel de la Caridad Cristiana”. Durante la Segunda Guerra Mundial retiraron la estatua para preservarla, retornando en 1948 hasta hoy.
La expresión Picadilly fue utilizada en 1626 por primera vez para designar una casa, llamada Pickadilly Hall, del sastre Robert Baker que era famoso por vender piccadills o piccadillies, determinados tipos de collares. hasta su posición actual, en la esquina sureste. De a poco el propio lugar, al zona comenzó a conocerse con ese nombre, cosa que se formalizó con la construcción de la plaza de 1819.
Pasando por Trafalgar Square
Una plaza imponente con un movimiento único en el mundo. Se construyó para conmemorar la Batalla de Trafalgar, con sabiduría tal que en su centro y en su entorno quedan de manifiesto momentos culminantes de la Historia inglesa.
La columna de Horacio Nelson (más de 50 metros de altura), en memoria del célebre capitán que murió en la Batalla de Trafalgar descolla entre los cuatro grandes leones, estupendos, monumentales, que la rodean a los pies.
Fue terminada en 1845, después de que en 1820 el rey Jorge IV encargara a John Nash la urbanización del área. Charles Barry fue el arquitecto que terminó el encargo.
Se encuentra rodeada por la National Gallery, una de las pinacotecas más importantes del mundo y la iglesia de Saint Martin in the Fields, fabulosa iglesia de estilo neoclásico de 1726.
Jubilee Line, “The Tube”, Londres
Uno de los videítos más lindos que tengo. Bajar una serie de tramos del inner de los londinenses, que circulan con más o menos apuro, yendo o viniendo del trabajo, de sus clases, de recorridas por la ciudad... Muy interesante.
La Jubilee Line es hasta ahora la más reciente de las líneas del Metro – conocido como “the tube” -, cuyo nombre por supuesto que rinde homenaje a los 25 años (jubileo...) de reinado de Isabel II. Para el 2012 está prevista la terminación de toda una serie de modernizaciones tecnológicas que han comenzado a realizarse este año. La línea fue inaugurada en 1979, se culminó en 1990 y tuvo otra extensión en 1999.
Información “oficial” sobre la “Jubilee Line”:
http://www.tfl.gov.uk/tfl/corporate/modesoftransport/tube/linefacts/?line=jubilee
Almorzando en Covent Garden
Comiendo un plato de esos con picante hindú que son tan típicos de Londres, lo más llamativo eran las palomas, ave globalmente atrevida, que circulaban por las mesas picoteando migas y sobras de comida...
Inolvidable bullicio de conversaciones y negociaciones, tanto de turistas como de londinenses, multicolor, con gente de todo tipo.
Pura vida en Covent Garden...
En la puerta del mercado de Covent Garden
Originalmente, históricamente, el predio conocido como Covent Garden correspondía al jardín de un Convento de influencia de la Abadía de Westminster. Cuando se disolvieron los monasterios fue cedido al primer conde de Bedford, y el cuarto conde de Bedford, Francis Russel, proyectó este espacio. Se consolidó permaneciendo erguido luego del incendio de Londres de 1666.
El mercado en su actual emplazamiento tiene de todo: ropa y joyas de todotipo, libros. En su entorno hay interesantes artistas callejeros.
Colonia: Bastión del Carmen
Lugar de tantos congresos y conferencias, queda sobre el mar, casi sobre el puerto deportivo, y en el centro histórico de Colonia del Sacramento, Uruguay.
Fue antiguamente una fortificación colonial, integrada a la muralla defensiva de la ciudad. Muy cerca se encontraba instalada una fábrica de negro humo, lavadero de lanas y curtiembre.
Se han ido dando a luz diversos restos de la muralla y otras partes del edificio, que se complementan con algunas obras de escultura moderna conjugadas todas en el verde del jardín.
Hoy se destaca como Centro Cultural: espacio para exposiciones y cómodo teatro de buena capacidad, que se ubica hacia el Río, lo que da al entorno un emplazamiento envidiable para las actividades que desarrolla.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Calles de Estambul
Así era la calle del hotel donde me quedé en Estambul, sencillo, lindísimo, super-céntrico, con gente bien atenta. Desde la tarde hasta entrada la noche mucho movimiento, pero tranquilo, en estos almohadones para conversar y tomar algo.
Estambul, Mercado de las Especies
1, 4, 6, 8, 10
Adoro los mercados, ferias, "mercadillos" y toda cosa similar.
En Estambul no solamente está impactante, el Gran Bazaar. También se puede disfrutar del encantador, ancestral Mercado Egipcio o Mercado de las especies. Bastante distinto: realmente predomina ahí lo comestible a ese nivel de calidad, a ese nivel de tradición. Y tienen algunas de las especies y demás productos más finos del mundo...
martes, 18 de mayo de 2010
Arroyo Solís chico, Canelones
El arroyo Solís chico reparte sus riberas entre Parque del Plata y Las Vegas, balneario anterior a La Floresta. Es un típico arroyo del interior playero: desemboca en el Río de la Plata y en medio de un ambiente apacible donde se puede pescar y realizar actividades náuticas de menor envergadura.
Mucha paz...
Parque Austral
El Parque Austral es el Campus de la Universidad Austral, ubicado en Pilar, Buenos Aires. Espectacular sitio para concentrarse en el estudio con paz y tranquilidad.
No tiene nada que envidiarle a las universidades del mundo desarrollado. En dicho marco se encuentra el Hospital, ejemplar en atención y nivel de medicina.
Sobre este Blog
Me gusta mucho escribir sobre distintos temas de opinión, básicamente jurídicos y políticos. Es algo que lo he canalizado en mi especialización profesional (abogada comercialista, especializada particularmente en propiedad intelectual y derecho societario). En Facebook escribo notas de diverso interés y tengo dos páginas: una general, sobre derechos del ciudadano, otra más específica con noticias y opiniones de propiedad intelectual.
Pero quería escribir algo menos combativo, más placentero, de pasado - presente - futuro, compartir las cosas que más me gustan para el tiempo libre de descanso. Por varios días rodó en mi cabeza la interrogante sobre la temática de su posible contenido, sobre el nombre que le pondría.
Como tengo claro que me gusta viajar a todos lados, a cualquier lado, lejos o cerca, me pareció básico que sobre eso debía ser el blog. Como también me gusta sacar fotos, las pequeñas imágenes, decidí que debían acompañar o protagonizar mi blog. Lo otro que me gusta es leer, de manera que breves comentarios sobre los libros que voy leyendo me parecía que no podían faltar. Finalmente, surgió el concepto que quería tener como identidad: rincones... Porque no espero más que eso de este Blog.
Pasados unos días comencé a colgar contenidos, tengo claro que me gusta hacerlo, así como que no pienso limitarme en lo que quiera ir colgando. Me permito cambiar todo lo que quiera. No voy a invitar amigos al blog hasta que tenga más posts, de manera de que su "personalidad" esté definida.
A ver cómo se sostiene todo...
Pero quería escribir algo menos combativo, más placentero, de pasado - presente - futuro, compartir las cosas que más me gustan para el tiempo libre de descanso. Por varios días rodó en mi cabeza la interrogante sobre la temática de su posible contenido, sobre el nombre que le pondría.
Como tengo claro que me gusta viajar a todos lados, a cualquier lado, lejos o cerca, me pareció básico que sobre eso debía ser el blog. Como también me gusta sacar fotos, las pequeñas imágenes, decidí que debían acompañar o protagonizar mi blog. Lo otro que me gusta es leer, de manera que breves comentarios sobre los libros que voy leyendo me parecía que no podían faltar. Finalmente, surgió el concepto que quería tener como identidad: rincones... Porque no espero más que eso de este Blog.
Pasados unos días comencé a colgar contenidos, tengo claro que me gusta hacerlo, así como que no pienso limitarme en lo que quiera ir colgando. Me permito cambiar todo lo que quiera. No voy a invitar amigos al blog hasta que tenga más posts, de manera de que su "personalidad" esté definida.
A ver cómo se sostiene todo...
lunes, 17 de mayo de 2010
Estambul y su paseo por el Bósforo
Estambul se encuentra situada a lo largo del estrecho del Bósforo, que une el mar de Mármara y el mar Negro. Este estrecho divide Europa de Asia, lo que convierte a la ciudad en algo único en el mundo: tiene parte en cada continente. Además, hay un canal de siete kilómetros que se llama Cuerno de Oro, que divide también en dos la parte europea de Estambul. De manera que el tránsito marítimo, con buques trasladando diariamente personas y mercaderías está totalmente integrado al paisaje de la ciudad. Típica ciudad del mar tiene aves marítimas y muchos gatos, que circulan en la cuadras donde hay restaurantes y cafés con locales y turistas.
En cuanto a movimiento de personas, de los 15.000.000 de habitantes de la ciudad de Estambul, se estima que 1.500.000 diariamente circula de la parte asiática a la europea y viceversa utilizando los buques del Bósforo. ¡Es prácticamente todo Montevideo cruzando este estrecho cada día!
En sus costas se ven magníficos edificios que tiempo atrás fueron palacios, pero hoy son universidades, hoteles lujosos o tienen destinos gubernamentales. Un hermoso barrio frente al acceso a sus yates de un lado, mientras que del otro todavía hay mansiones millonarias.
Llamada a la oración en Estambul
A la puerta de la mezquita, desde su jardín, grabé esta llamada a la oración.
En los horarios correspondientes se escucha por toda la ciudad, al menos por toda la zona céntrica. Hay un sistema de transmisión de sonido disperso en las distintas calles que hace que cada oración llegue con un sonido envolvente, solemne, extraño para una uruguaya.
La oración se sucede por cinco veces cada día. Los musulmanes concurren masivamente a sus templos. En la mezquita principal, que vemos en este vídeo, es impresionante el fervor de los concurrentes.
Desde la Colina Camlica, Estambul en Asia
Una de las ofertas de excursiones más concurridas, para quienes visitan Estambul, es aquélla que prevé el cruce del Bósforo y visita a la parte asiática de Estambul, desde la cima de la Colina Camlica.
Es un paseo familiar típico, demás de turístico, que en un día de sol hace lucir las flores y el verde de la naturaleza sonriente que acompaña a todos.
Bancos y mesitas cortones, las señoras con sus velos, ¿qué estarán diciendo entre sí los turcos que estaban cerca mientras hacía este pequeño registro de vídeo?
El “Estambul” de Orhan Pamuk
Nota FB de junio de 2009
Comenté en una reunión de trabajo que antes del Congreso de ALAI 2009 pasaría cuatro días por Estambul y, generosamente, me mandaron de regalo el libro “Estambul”, de Orhan Pamuk. Llegó con la recomendación de que su lectura previa era la mejor forma de prepararse para entender Estambul y que era la autobiografía – episodios – de su autor, del Premio Nobel de Literatura turco, del 2006. Traté de leerlo antes de subir al avión, pero no resultó posible. De manera que decidí fuera mi socio e interlocutor de las once horas cuarenta minutos del vuelo Montevideo – Madrid, en el que tenía previsto embarcar.
El libro es realmente una visión muy personal de Orhan Pamuk, que muestra a los distintos miembros de su familia, sus sensaciones de la infancia y de su juventud. No estaba segura de que me gustara compartir las reflexiones íntimas de alguien que - en definitiva - es un desconocido pero en el contexto de Estambul, de una cultura tan distinta a la mía a la que pensaba aproximarme en los siguientes cuatro días, me dejé conducir por los recuerdos del niño y del joven Orhan.
Relata momentos de la vida cotidiana de una familia normal, real, no ideal ni idílica. Con alejamientos de la madre, del padre con otras mujeres, de la madre y del padre juntos dejando a sus dos hijos con sus tíos y el resto de la familia; con problemas de dinero, luego que el padre y un hermano de Orhan dilapidaran con malos negocios el buen pasar que había heredado la abuela del autor cuando falleció su tan querido marido; con esa relación tan especial con la casa que vivían, con los apartamentos Pamuk. Es la visión íntima, vivida y contada por un niño, que luego crece y cambia algunas perspectivas, desde sus sentimientos y sus impresiones. Arranqué con pocas ganas de participar de todo eso. Pero la presencia de la ciudad, de Estambul, como entorno y también como determinante de todo ello, presente en todos sus detalles en la vida de esa familia, cautivó mi atención. Porque cuando se leen las detalladas descripciones de los barrios donde viven Orhan y sus parientes, cuando recuerda con frecuencia los paseos por el Bósforo, en barco o por la vera – en auto -, en las escenas cotidianas por donde transita la vida, resulta todo enlazado, amalgamado con los sentimientos y la vida del autor. Y el libro del que los tres primeros días de lectura – antes de embarcarme – apenas leía unas veinte páginas cada vez, se convirtió – otro más – en lectura de un tirón, consumida en pocas horas.
Hay algo en el libro que está latente desde las primeras páginas y que uno no se da cuenta hasta que llega al capítulo que se titula “Hüzün”. Es donde explica que dicho término quiere decir “amargura”, pero no el estado amargo del espíritu por alguna razón concreta, sino el estado melancólico que caracteriza a cierta gente, similar a la “tristesse” francesa. Y dice Pamuk que hüzün es “el peso de la amargura como estado espiritual estambulí” y que es “el sentimiento más poderoso y permanente de Estambul”, que está instalado en toda la ciudad. Se trata de la amargura melancólica que, paralelamente a la ciudad, el autor deja ver en las escenas de su vida que relata. Ahí uno se da cuenta que era eso lo especial que notaba desde el comienzo del libro ...
La escritura de Pamuk se presenta tal como es Estambul: mucho contenido, muy diversa información y descripciones de lo que vive en la ciudad, de lo que se encuentra en la ciudad, mucha cosa, una detrás de otra y una detrás de otra... Al comienzo la acumulación de imágenes, la acumulación de escenas enlentece la lectura. Luego, una vez adaptada a esa dinámica de exigencia de atención, las imágenes de la ciudad y de los episodios de la vida del autor desfilan armoniosamente por mi mente, sin necesidad de pausa, y se internan en uno como si fuera el relato de un amigo.
El señor del asiento de al lado del avión, que viene leyendo “La sociedad de la nieve”, miró la tapa de mi libro y comentó: “¿Está leyendo ese libro porque va a Estambul? Pamuk es un autor demasiado difícil de leer, yo leí “El libro negro” y me resultó complejo”. No había pensado hasta ese comentario que alguien podía categorizar así a Pamuk. Ese cierto, hay autores cuyo estilo abigarrado y denso hacen de la lectura un lento proceso en el que uno se esfuerza por “vencer” al libro y no dejarlo sin terminar. Pero no creo que sea el caso. Tal vez intente, cuando vuelva a casa, con otro libro de Pamuk y cambie de opinión. El estilo de este libro me pareció dinámico, aunque provoca demasiadas sensaciones e imágenes y si alguien pretende la lectura amena y complaciente del hilo narrador que conduce al esperado final (y qué mejor si es feliz...), no encontrará lo que busca en este libro. Así es el libro, así es Pamuk, así es Estmabul...
¿Qué cómo es Estambul? Estará en las fotos que cuelgue y en alguna que otra Nota más que vaya a agregando estos días. Para mí es ya inseparable de Orhan Pamuk y de lo que me dejó la lectura de este libro. Que tal como pasó conmigo, lo recomiendo: para todo momento pero muy particularmente si piensan pasar por Estambul.
Gran Bazaar - Kapalıçarşı: “Dios quiere al que hace negocios”
Nota FB de junio de 2009
Es uno de los paseos más importantes de Estambul, merece todo adjetivo posible por lo sorprendente, variado, inmenso y atractivo. Tiene varias puertas de acceso, en torno a las cuales hay más negocios y locales. Precisamente la frase que utilizamos por título de esta Nota se encuentra escrita sobre una de las principales puertas.
La información coincidente en guías y demás documentos de circulación general, es que tiene varios siglos, fue fundado durante la época otomana, por el Sultán Mehmet II, llamado “el Conquistador”, en el año 1452. Siempre estuvo en el mismo lugar (pleno centro de la ciudad antigua, como correspondió históricamente a las grandes superficies del comercio), manteniéndose a pesar de sus varias destrucciones por incendios a lo largo de los siglos. En el año 1954, parece que fue su última gran reconstrucción, siguiendo el plano original. Tiene de todo, destacándose joyerías, alfombras, confecciones y accesorios en cuero, chales y pañuelos de seda, artesanías variadas; pero en realidad tiene de todo. Con los años le han agregado restaurantes y cafés, pero no me pareció que hubiera muchos.
En cuanto a números que dan idea de su magnitud: más de 58 calles, 4.000 tiendas, entre 250.000 y 400.000 visitantes diarios. Trabajan unas 15.000 personas en las tiendas. Según un sondeo que se hizo en 1880,el bazar tenía 4399 tiendas, 2195 talleres, 497 telares, 12 almacenes, 18 fuentes, 12 mezquitas pequeñas, también una mezquita grande, una escuela primaria y una tumba. Según sondeo del año 1880, que encontré en Internet, que asegura que no ha variado mucho al día de hoy – y parece creíble, teniendo a la vista la dimensión - hay 4399 tiendas, 2195 talleres, 497 telares, 12 almacenes, 18 fuentes, 12 mezquitas pequeñas, también una mezquita grande, una escuela primaria y una tumba. Aunque en realidad es tan vasto, tan diverso, que puedo creer cualquier cifra: eso sí, que sea grande...
Realmente: es un laberinto, me perdí varias veces caminando por sus distintas calles. Éstas tienen por nombre el de los artículos que venden, cosa que sirve de referencia para ubicarse. Aunque por mi parte, no me interesó saber dónde estaba durante la visita. Cuando me cansé de tanto caminar, pude ubicar la puerta por la que había entrado, para hacer el camino inverso al que me llevó al Gran Bazaar.
Es agotador este mercado, de veras. Estuve casi seis horas, apenas me senté tres de las veces que tomé té, y hablé muchísimo. Llamaba la atención cuando les contestaba que era de Uruguay. En general me preguntaban si era española. Si no contestaba nada, la segunda pregunta era por si venía de Italia: obviamente no tengo pinta de alemana ni asiática... Y una de las veces que dije que era uruguaya, me dijeron “Forlán”, porque era un turco que había vivido en España y seguía en contacto con el fútbol...
Por suerte para mí, tanto como me encanta pasear y sacar fotos en mercados, mercadillos, ferias, feiras, bazares, puestos, y cualquier cosa que tenga mercadería (mejor si son artesanías) expuestas para la venta, decía, inversamente a tanto como me gusta todo eso, está lo de hacer compras: no es lo mío, y menos cuando hay tanto, tanto que uno no sabe qué elegir. Si fuera compradora compulsiva, hoy en este lugar estaba liquidada. Aún así hice compras poco habituales en mis viajes como una de estas túnicas medio antiguas, una especie de casaca turca y algunas pashminas; también compré, como hago siempre, algo para colgar en el quincho de mi casa, pero nada demasiado complicado. De todas formas, imagino que el perfil de turista occidental con dinero, protagonista acostumbrado al shopping, debe dejar sumas muy importantes, no solamente por la tentación que significan estas maravillosas cosas del bazar, sino porque justamente de lo más conveniente en su precio son las joyas, alfombras, antigüedades y todo lo que sea seda, toda mercadería que tiene un alto costo. Hay unas túnicas de terciopelo bordadas con plata y oro que son una verdadera maravilla; sería un disparatado despropósito comprarme una, pero la verdad que son una maravilla. Me imagino que se venden porque por algo se las ve, aunque supongo que no tanto como la ropa tan fina de cuero que hay. Me habían dicho varios que me iba a sorprender el cuero y las confecciones, pero la verdad que pensé que no sería demasiado distinto de lo que se vé en nuestra región: es realmente mucho mejor en su corte y como es más fino y liviano, tiene una caída espléndida. Además son modelos de lo más innovadores, modernos, de colores vivos. Pero tampoco me compré: es un lío probarse y todo eso, por más que los vendedores son sumamente pacientes. De todas formas, el Gran Bazaar no me pareció que incitara ni reflejara el consumismo con la avidez habitual, es significativo como cultura comercial: cada compra es una negociación de ida y vuelta, sube y baja.
Lo que es una maravilla es la gente local. Muy simpática, obviamente quieren vender por eso hablan con todos quienes pasan, pero tienen muy buen modo, gran amabilidad y ubicación. En casi todas partes lo invitan a uno con un té. He aceptado tomar té cuatro veces en la mañana: té de manzana (dos veces), té de canela y té negro. Son sumamente gentiles y correctos. Hablan inglés y en algunos casos también algunas palabras de italiano y español. Se escucha mucho el español en el Gran Bazaar, además, el de España, porque hay mucho viajero de allí.
Lo del regateo, la verdad, es impresionante. Realmente tal cual: piden treinta euros por algo, que luego se compra en diez, doce o quince. Y menos si se compra en mayor número. Cuando uno duda, se piensan que es porque está regateando, entonces preguntan cuánto está pensando en gastar... ahí uno dice algo (cualquier cosa, baja) y siguen subiendo y bajando. Es más: si uno pregunta precios y se da media vuelta para irse, entonces lo siguen unos metros mientras van haciendo ofertas de precio menor y menor. Y además, en el medio del regateo invitan a tomar un té “sin obligación de comprar nada”... Pasa en todos los negocios. Es un espectáculo. Luego que uno le agarra la mano al asunto, es muy divertido.
Quien esté leyendo se podrá horrorizar con lo que voy a decir: pero de esta maravillosa ciudad, llena de monumentos históricos, religiosos y culturales tan valiosos, lo que me decidió a venir fue que quería conocer el Gran Bazaar. Y valió la pena. Ahora en lo que me queda del tiempo voy, igual, a tratar de ver todo lo demás.
Es uno de los paseos más importantes de Estambul, merece todo adjetivo posible por lo sorprendente, variado, inmenso y atractivo. Tiene varias puertas de acceso, en torno a las cuales hay más negocios y locales. Precisamente la frase que utilizamos por título de esta Nota se encuentra escrita sobre una de las principales puertas.
La información coincidente en guías y demás documentos de circulación general, es que tiene varios siglos, fue fundado durante la época otomana, por el Sultán Mehmet II, llamado “el Conquistador”, en el año 1452. Siempre estuvo en el mismo lugar (pleno centro de la ciudad antigua, como correspondió históricamente a las grandes superficies del comercio), manteniéndose a pesar de sus varias destrucciones por incendios a lo largo de los siglos. En el año 1954, parece que fue su última gran reconstrucción, siguiendo el plano original. Tiene de todo, destacándose joyerías, alfombras, confecciones y accesorios en cuero, chales y pañuelos de seda, artesanías variadas; pero en realidad tiene de todo. Con los años le han agregado restaurantes y cafés, pero no me pareció que hubiera muchos.
En cuanto a números que dan idea de su magnitud: más de 58 calles, 4.000 tiendas, entre 250.000 y 400.000 visitantes diarios. Trabajan unas 15.000 personas en las tiendas. Según un sondeo que se hizo en 1880,el bazar tenía 4399 tiendas, 2195 talleres, 497 telares, 12 almacenes, 18 fuentes, 12 mezquitas pequeñas, también una mezquita grande, una escuela primaria y una tumba. Según sondeo del año 1880, que encontré en Internet, que asegura que no ha variado mucho al día de hoy – y parece creíble, teniendo a la vista la dimensión - hay 4399 tiendas, 2195 talleres, 497 telares, 12 almacenes, 18 fuentes, 12 mezquitas pequeñas, también una mezquita grande, una escuela primaria y una tumba. Aunque en realidad es tan vasto, tan diverso, que puedo creer cualquier cifra: eso sí, que sea grande...
Realmente: es un laberinto, me perdí varias veces caminando por sus distintas calles. Éstas tienen por nombre el de los artículos que venden, cosa que sirve de referencia para ubicarse. Aunque por mi parte, no me interesó saber dónde estaba durante la visita. Cuando me cansé de tanto caminar, pude ubicar la puerta por la que había entrado, para hacer el camino inverso al que me llevó al Gran Bazaar.
Es agotador este mercado, de veras. Estuve casi seis horas, apenas me senté tres de las veces que tomé té, y hablé muchísimo. Llamaba la atención cuando les contestaba que era de Uruguay. En general me preguntaban si era española. Si no contestaba nada, la segunda pregunta era por si venía de Italia: obviamente no tengo pinta de alemana ni asiática... Y una de las veces que dije que era uruguaya, me dijeron “Forlán”, porque era un turco que había vivido en España y seguía en contacto con el fútbol...
Por suerte para mí, tanto como me encanta pasear y sacar fotos en mercados, mercadillos, ferias, feiras, bazares, puestos, y cualquier cosa que tenga mercadería (mejor si son artesanías) expuestas para la venta, decía, inversamente a tanto como me gusta todo eso, está lo de hacer compras: no es lo mío, y menos cuando hay tanto, tanto que uno no sabe qué elegir. Si fuera compradora compulsiva, hoy en este lugar estaba liquidada. Aún así hice compras poco habituales en mis viajes como una de estas túnicas medio antiguas, una especie de casaca turca y algunas pashminas; también compré, como hago siempre, algo para colgar en el quincho de mi casa, pero nada demasiado complicado. De todas formas, imagino que el perfil de turista occidental con dinero, protagonista acostumbrado al shopping, debe dejar sumas muy importantes, no solamente por la tentación que significan estas maravillosas cosas del bazar, sino porque justamente de lo más conveniente en su precio son las joyas, alfombras, antigüedades y todo lo que sea seda, toda mercadería que tiene un alto costo. Hay unas túnicas de terciopelo bordadas con plata y oro que son una verdadera maravilla; sería un disparatado despropósito comprarme una, pero la verdad que son una maravilla. Me imagino que se venden porque por algo se las ve, aunque supongo que no tanto como la ropa tan fina de cuero que hay. Me habían dicho varios que me iba a sorprender el cuero y las confecciones, pero la verdad que pensé que no sería demasiado distinto de lo que se vé en nuestra región: es realmente mucho mejor en su corte y como es más fino y liviano, tiene una caída espléndida. Además son modelos de lo más innovadores, modernos, de colores vivos. Pero tampoco me compré: es un lío probarse y todo eso, por más que los vendedores son sumamente pacientes. De todas formas, el Gran Bazaar no me pareció que incitara ni reflejara el consumismo con la avidez habitual, es significativo como cultura comercial: cada compra es una negociación de ida y vuelta, sube y baja.
Lo que es una maravilla es la gente local. Muy simpática, obviamente quieren vender por eso hablan con todos quienes pasan, pero tienen muy buen modo, gran amabilidad y ubicación. En casi todas partes lo invitan a uno con un té. He aceptado tomar té cuatro veces en la mañana: té de manzana (dos veces), té de canela y té negro. Son sumamente gentiles y correctos. Hablan inglés y en algunos casos también algunas palabras de italiano y español. Se escucha mucho el español en el Gran Bazaar, además, el de España, porque hay mucho viajero de allí.
Lo del regateo, la verdad, es impresionante. Realmente tal cual: piden treinta euros por algo, que luego se compra en diez, doce o quince. Y menos si se compra en mayor número. Cuando uno duda, se piensan que es porque está regateando, entonces preguntan cuánto está pensando en gastar... ahí uno dice algo (cualquier cosa, baja) y siguen subiendo y bajando. Es más: si uno pregunta precios y se da media vuelta para irse, entonces lo siguen unos metros mientras van haciendo ofertas de precio menor y menor. Y además, en el medio del regateo invitan a tomar un té “sin obligación de comprar nada”... Pasa en todos los negocios. Es un espectáculo. Luego que uno le agarra la mano al asunto, es muy divertido.
Quien esté leyendo se podrá horrorizar con lo que voy a decir: pero de esta maravillosa ciudad, llena de monumentos históricos, religiosos y culturales tan valiosos, lo que me decidió a venir fue que quería conocer el Gran Bazaar. Y valió la pena. Ahora en lo que me queda del tiempo voy, igual, a tratar de ver todo lo demás.
Martín Caparrós: “Ansay o los infortunios de la gloria”
No conocía al personaje Faustino Ansay, comandante español destinado a Mendoza, a quien tomó la revolución en la plenitud de su carrera y padeció – por su fidelidad al Rey español – cárcel y diversas penurias, a pesar de no ser considerado una mala persona, en general, por los vecinos de las ciudades y pueblos en que estuvo.
El relato comienza el 23 de junio de 1810, y es una oportuna lectura en este – tan proclamado – año del Bicentenario. Una personalidad organizada, lógica, sufrido y sinceramente trabajador Ansay, aparece muy dado al sacrificio personal y, sobre todo, fiel a su Rey, a su causa. El escenario geográfico e histórico es muy real en el libro.
Muy entretenida, ingeniosa, la lectura que propone Caparrós (Buenos Aires, 1957), su estilo es sumamente llevadero, habla con expresiones de la época pero modernizadas, de manera que suenan hasta familiares.
Me gustó el libro, porque es una época histórica que me atrae mucho y porque también recoge las peripecias de Ansay cuando estuvo en Montevideo y cumplió misiones en alguna zona de nuestra campaña. Es Historia grande y cercana, aclara además que tanto los personajes como los documentos citados son verídicos...
CAPARRÓS, Martín, “Ansay ó los infortunios de la gloria”, Buenos Aires: Seix Barral, 2005, 304 págs.
Atardecer mirando Playa de la Calavera
El atardecer donde quiera que sea tiene la magia de sus colores y la magia de prepararnos para la noche, olvidando el día que fue y faltando bastante - todavía - para el ajetreo del día siguiente...
Gatos compañeros
En el Cabo Polonio, en el hotel en que me quedo, es constante la compañía de estos gatos grises. Ya aprendí, de veces anteriores, que no puedo comer nada con atún si me siento de noche bajo el alero inmediato a mi habitación: se quedan sentados mirando y maullando.
Fuera de eso, resultan una compañía amable, incluso me acompañan a las caminatas más cortas...
Perro del Cabo
Hay varios perros sueltos en el Cabo Polonio: algunos identifican un dueño, otros no. Este precioso perro vagabundo me pareció el más representativo del perfil de la gente más joven que vive allí, aunque mucho más sano...
Lobo metiéndose al agua
Caminaba por la playa de la punta misma del Cabo, hacia el Faro, la que tiene los caracoles bien pequeñitos, y ahí estaba él: estirándose sobre una roca.
El zoom de mi cámara me permitió esas fotos tan atrevidas como retratándolo... ¡Y qué belleza la frescura de la espuma del océano cuando vuelve a nadar hacia su colonia!
Llegando al Cabo
Qué linda vista la del Cabo Polonio con el Faro en medio de pequeñas casas, el mar rodéandolo como si fuera una isla. Es la primera imagen, la que anuncia al pueblo de pescadores desde los vehículos de acceso.
Tiene algo de isla el Cabo...
Fernando Savater: “El Gran Laberinto”
Rincón de lectura
Hacía muchísimos años que no leía un libro para adolescentes. Tampoco me lo propuse cuando compré este libro de Savater (San Sebastián, 1947) en esas mesas de ofertas a buen precio: vi al autor, me dije que debía ser bueno y por eso lo seleccioné.
Un encanto de libro. Se lee rapidísimo. Es una aventura de cuatro adolescentes, que intenta “salvar” a su familia de psicófagos que los mantienen mirando el partido de fútbol del siglo, recluidos en un Estadio. Para salvarlos deben armar una palabra clave a partir de letras que obtendrán en episodios que sucesivamente tendrán en el tránsito por el Gran Laberinto, al que los introduce don Pantaleón el librero de “El Pozo y el Péndulo”.
Una “gozada” dirían en España, transitar por episodios “a medida”, de la Historia o de la fantasía histórica. No todos los personajes literarios se pueden dar el lujo de hablar de igual a igual con Diderot, Leonardo da Vinci, Simbad el Marino, Sherlock Holmes o Shylock, entre otros reales y fantásticos personajes.
Agradable: esa es la sensación que me dio el libro. Ideal para chicos o chicas estudiosas de segundo o tercer año de liceo. No es vertiginoso como novela de aventuras, pero no dudo que es agradable.
Sigo confirmando mi prejuicio: todo lo que viene de Fernando Savater es bueno.
Por más comentarios sobre el libro, ver Letras Libres:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=10895
SAVATER, Fernando, “El Gran Laberinto”, Barcelona: Ariel, 2005, 331 págs.
Lima: sus balcones coloniales
Me habían dicho, sí, que de las construcciones tradicionales de Lima me iban a asombrar los balcones coloniales. ¡Pero cómo! Tienen una fuerte identidad, un color oscuro, de madera, que los hace fuertes, que transmite poder a través de su exquisita belleza. Parecen como un pequeño salón adosado a la casa colonial, un corredor cerrado maravilloso.
Muy merecidamente, han sido declarados por la UNESCO patrimonio de la humanidad.
Para ver fotos de Balcones limeños coloniales de ayer:
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=334924
Mi vista a Lima fue en el 2006.
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